viernes, 27 de noviembre de 2009

vision del futuro

La conducta no verbal se caracteriza por:

• Se evita mirar a la cara

• Voz baja

• Vacilaciones

• Gestos de inseguridad y de ansiedad (comerse las uñas, juguetear con objetos, manos crispadas…)

• Risitas falsas

• Postura corporal “hundida” (hombros caídos, cabeza inclinada hacia abajo y hacia el lado, espalda encorvada)

La conducta verbal presenta los siguientes contenidos:

• Quizás…, supongo…, me pregunto si sería posible…,¿te importaría mucho….?, ¿te supondría mucho problema…?, bueno, no te preocupes, no era demasiado importante…

Comportarse de forma pasiva conlleva beneficios a corto plazo . Se evitan las situaciones sociales aversivas y los problemas en muchas ocasiones. Analicemos la siguiente situación:

Un matrimonio ha tenido varias discusiones sobre la forma de repartirse las tareas domésticas; tras un tiempo de calma, ella vuelve nuevamente a plantear la cuestión:



• ELLA: Cariño, estoy muy cansada. De veras que necesitaría que me ayudes con los niños por las noches; ya sabes, bañarlos, ayudarles a terminar los deberes…

• ÉL: ¡Ya estamos siempre con lo mismo! ¡Yo también estoy cansado! Te recuerdo que acabo de trabajar más tarde que tú

• ELLA: (Bajando la voz) Si…Es verdad, estás cansado
ÉL: No te entiendo. Siempre te estás quejando, pero luego todo marcha perfectamente; los niños se acuestan a su hora, la cena está



• siempre lista a tiempo…A veces creo que sacas este tema para discutir

• ELLA: ¡No, no! No quiero discutir. Es que me cuesta mucho hacerlo todo

• ÉL: ¿Qué no quieres discutir? ¡Pues no lo parece! ¡A ver si te aclaras! Estar cansada no es una excusa. Yo también estoy cansado por las noches, y me esfuerzo en cenar charlando contigo.

• ELLA: No, por favor, no te molestes, no te enfades. Supongo que son tonterías mías

• ÉL: Es difícil no molestarse.

• ELLA: Bueno, lo mejor es que no estropeemos la noche con cosas que a lo mejor no son tan importantes. Venga, vamos a cenar.



La mujer ha evitado que la discusión vaya a más; y eso sin duda la habrá aliviado. Pero a largo plazo, el problema sigue estando ahí, pese a que a corto plazo evite un problema menor y alivie momentáneamente su ansiedad.

En general, el comportamiento inhibido trae consigo consecuencias negativas :

• Disminuye la probabilidad de que se consigan los objetivos propuestos y de satisfacer las necesidades propias

• Aparecen sentimientos de no ser comprendido, de ser manipulado, de que no se tiene control sobre la propia vida

• Las personas inhibidas son menos tenidas en cuenta por los demás

• Aparecen sentimientos de insatisfacción, ansiedad, depresión

• Baja autoestima

• Estallidos de ira, al repetirse una y otra vez situaciones no resueltas

• En la medida en que no se expresan con claridad los pensamientos, para los demás puede ser una carga tratar de conocerlos, de saber lo que siente y quiere la persona pasiva. Por lo tanto las relaciones sociales a la larga pueden deteriorarse.

conducta

La conducta no verbal se caracteriza por:

• Se evita mirar a la cara

• Voz baja

• Vacilaciones

• Gestos de inseguridad y de ansiedad (comerse las uñas, juguetear con objetos, manos crispadas…)

• Risitas falsas

• Postura corporal “hundida” (hombros caídos, cabeza inclinada hacia abajo y hacia el lado, espalda encorvada)

La conducta verbal presenta los siguientes contenidos:

• Quizás…, supongo…, me pregunto si sería posible…,¿te importaría mucho….?, ¿te supondría mucho problema…?, bueno, no te preocupes, no era demasiado importante…

Comportarse de forma pasiva conlleva beneficios a corto plazo . Se evitan las situaciones sociales aversivas y los problemas en muchas ocasiones. Analicemos la siguiente situación:

Un matrimonio ha tenido varias discusiones sobre la forma de repartirse las tareas domésticas; tras un tiempo de calma, ella vuelve nuevamente a plantear la cuestión:



• ELLA: Cariño, estoy muy cansada. De veras que necesitaría que me ayudes con los niños por las noches; ya sabes, bañarlos, ayudarles a terminar los deberes…

• ÉL: ¡Ya estamos siempre con lo mismo! ¡Yo también estoy cansado! Te recuerdo que acabo de trabajar más tarde que tú

• ELLA: (Bajando la voz) Si…Es verdad, estás cansado
ÉL: No te entiendo. Siempre te estás quejando, pero luego todo marcha perfectamente; los niños se acuestan a su hora, la cena está



• siempre lista a tiempo…A veces creo que sacas este tema para discutir

• ELLA: ¡No, no! No quiero discutir. Es que me cuesta mucho hacerlo todo

• ÉL: ¿Qué no quieres discutir? ¡Pues no lo parece! ¡A ver si te aclaras! Estar cansada no es una excusa. Yo también estoy cansado por las noches, y me esfuerzo en cenar charlando contigo.

• ELLA: No, por favor, no te molestes, no te enfades. Supongo que son tonterías mías

• ÉL: Es difícil no molestarse.

• ELLA: Bueno, lo mejor es que no estropeemos la noche con cosas que a lo mejor no son tan importantes. Venga, vamos a cenar.



La mujer ha evitado que la discusión vaya a más; y eso sin duda la habrá aliviado. Pero a largo plazo, el problema sigue estando ahí, pese a que a corto plazo evite un problema menor y alivie momentáneamente su ansiedad.

En general, el comportamiento inhibido trae consigo consecuencias negativas :

• Disminuye la probabilidad de que se consigan los objetivos propuestos y de satisfacer las necesidades propias

• Aparecen sentimientos de no ser comprendido, de ser manipulado, de que no se tiene control sobre la propia vida

• Las personas inhibidas son menos tenidas en cuenta por los demás

• Aparecen sentimientos de insatisfacción, ansiedad, depresión

• Baja autoestima

• Estallidos de ira, al repetirse una y otra vez situaciones no resueltas

• En la medida en que no se expresan con claridad los pensamientos, para los demás puede ser una carga tratar de conocerlos, de saber lo que siente y quiere la persona pasiva. Por lo tanto las relaciones sociales a la larga pueden deteriorarse.

como poner la mesa

Cuando se celebra una comida o cena formal la disposición de la mesa debe seguir unas reglas muy estrictas:

La mesa debe estar totalmente preparada cuando llegan los primeros invitados (nada de carreras a última hora).

Debe estar bien iluminada: ni invitados deslumbrados, ni invitados en la penumbra.

La mesa se cubrirá con un mantel, a ser posible de hilo, de color blanco o crudo (nada de "mantelitos" individuales).

El mantel debe hacer juego con la vajilla y con la decoración del salón; debe estar impecablemente planchado (nada de excusas: "...es que como es de hilo se arruga con sólo mirarlo...").

La mesa no debe estar sobrecargada, como motivo decorativo un bonito centro de flores, pero que no obstaculice la visión entre los invitados.

Entre cada sitio se mantendrá una distancia suficiente, para que los comensales se puedan desenvolver con comodidad (si su mesa es para 8 personas, no trate de batir ningún record sentando a 14).

La servilleta se dispondrá en forma de rectángulo o de triángulo a la izquierda del plato o sobre el mismo. Nada de forma de "palomita" ni otras formas alegóricas, y mucho menos dentro de una copa.

Los platos pueden estar ya colocados, aunque lo más ortodoxo es tener dispuesto un bajo plato e ir colocando los platos a medida que se vayan a utilizar.

Colocación de los cubiertos:

El cuchillo, la pala de pescado y la cuchara a la derecha del plato (el cuchillo con el filo mirando al plato).

El tenedor a la izquierda.

Los cubiertos se disponen de tal manera que los primeros que se utilizan son los más alejados del plato, y los que se utilizan en último lugar los más próximos al mismo.
Los cubiertos de postre se colocan enfrente del plato (entre éste y las copas): el tenedor mirando a la derecha y la cucharilla o cuchillo mirando a la izquierda.

Las copas se sitúan enfrente del plato. Hay varias maneras de disponerlas, pero la más ortodoxa es en fila y un poco desplazadas hacia la derecha del plato. El orden de las copas será:

De mayor a menor tamaño y de izquierda a derecha. Empezando por la izquierda, primero la copa de agua, luego la de vino tinto y luego la de vino blanco; entre estas dos últimas se coloca la copa de cava o champagne.

Enfrente del plato, un poco a la izquierda, se coloca el platito del pan. El pan se cortará con la mano (nada de cuchillo), y las migas, a ser posible, que caigan en el platito (para algo se pone).

Por último, no se ponen ceniceros en la mesa. Si hubiese fumadores entre los comensales los ceniceros sólo se sacarán cuando se sirva el café.

planificacion en el estudio

El éxito en los estudios depende en gran medida de una buena planificación.

Los estudiantes que destacan no son habitualmente los más inteligentes, sino aquellos que saben planificar su trabajo, aplican un buen método de estudio, están motivados y tienen mucha confianza en si mismo.

La planificación del estudio permite obtener mejores resultados y hacer más llevaderos los estudios, evitando en gran medida los temidos momentos de agobio.

No es lo mismo llevar al día las asignaturas y en época de exámenes dedicarse a repasar, que perder el tiempo durante el curso y cuando llegan los exámenes tratar de hacer lo que no se ha hecho antes, con jornadas de estudio maratonianas, agotadoras, con una enorme ansiedad y con muchas probabilidades de que esa gran "paliza" final no sirva para nada (ni para aprobar, ni por supuesto para aprender).

Planificar el estudio es sencillamente organización y para ello el estudiante debe responder a las siguientes preguntas:

¿Qué material hay que dominar perfectamente de cara a los exámenes?

¿Qué esfuerzo hay que realizar para lograr este nivel de conocimiento?

¿De cuanto tiempo se dispone?

Y en función de las respuestas a las preguntas anteriores:

¿Qué esfuerzo diario hay que realizar para llegar a los exámenes bien preparado?

Con ello se trata de determinar el ritmo de estudio diario ("velocidad de crucero") que hay que establecer desde el primer día de curso (y no desde el segundo).

Cuando éste comienza el estudiante no dispone de toda la información necesaria para precisar el esfuerzo diario que debe realizar, pero a medida que el curso avanza sí es posible determinar cuantas horas necesita uno estudiar diariamente.

A principios de curso es preferible ser precavido y establecer un ritmo diario de estudio más duro.

A medida que va avanzando este ritmo se irá ajustando, aumentándolo o disminuyéndolo según proceda.

Si en alguna asignatura uno se va quedando retrasado pueden utilizar los fines de semanas para darles un "empujón" y ponerlas al día.

El estudiante que consigue desde el primer día imprimir una velocidad de crucero de 2 - 3 horas diarias de estudio (salvo en determinadas carreras que exigirán más) irá asimilando y dominando las asignaturas de forma gradual, sin grandes agobios finales, y podrá llegar a los exámenes con un elevado nivel de preparación.

Para llevar una asignatura convenientemente preparada para un examen hay que estudiarla en profundidad y una vez aprendida mantener esos conocimientos frescos mediante repasos periódicos.

En la lección 8ª (Fases del Estudio) se explica como afrontar ese primer estudio.

Esta primera preparación se realiza lección a lección, a medida que avanza el profesor en su explicación.

Antes de comenzar a preparar una nueva lección es conveniente darle un rápido repaso a la anterior y para ello pueden ser muy útiles los esquemas-resúmenes elaborados de cada una de ellas (lección 9ª).

Una vez realizado este trabajo inicial (el más duro), el estudiante debe planificar los repasos. Habitualmente con tres repasos puede ser suficiente, si bien no hay que tomarlo como un número exacto.

El primer repaso se realizará una vez visto la mitad del temario (o un tercio, si la asignatura es extensa).

En el se revisarán todas las lecciones vistas hasta el momento, tratando de conseguir un nivel de preparación similar al logrado el día en que se preparó cada lección individualmente.

Este mismo repaso habrá que realizarlo con la segunda mitad de la asignatura (o con el segundo y el tercer tercio).

El segundo repaso se debe comenzar unos 10 días antes del examen y en el se abarcará todo el temario que entra en el mismo.

El tercer repaso se realizará en los 2 días previos al examen.

Es conveniente llevar una agenda en la que ir anotando todos estos repasos y al mismo tiempo ir controlando que se van cumpliendo los plazos previstos en el plan de estudio.

Este trabajo hay que hacerlo con cada una de las asignaturas.

A comienzos de cada trimestre el estudiante debe tomar un calendario y señalar las fechas estimadas de los exámenes (las irá precisando más adelante).

En función de dichos días fijará las fechas orientativas para el comienzo de cada uno de los repasos de cada una de las asignaturas.

Se trata de una planificación preliminar que irá perfilando a medida que avance el curso y vaya conociendo con mayor precisión el ritmo de cada asignatura, su nivel de dificultad, los días definitivos de los exámenes, etc.

Con esta planificación el estudiante podrá llegar a las fechas de los exámenes con todas las asignaturas convenientemente preparadas, pendientes únicamente de un repaso final.

Hay que ser muy rigurosos con el cumplimiento de estos plazos.

Si uno se queda atrás tendrá que acelerar, en cambio, si va por delante es preferible mantener dicha delantera ya que le permitirá estar más tranquilo en los días finales.

Por último, señalar que agobiarse no es malo, siempre y cuando se cuente con tiempo suficiente para reaccionar.

Agobiarse a principios del trimestre al ver que el temario es muy extenso puede ser hasta beneficioso ya que hará que uno imprima un ritmo de estudio más intenso.

El problema es agobiarse demasiado tarde, cuando ya no hay posibilidad de reacciónar.

actitud ante el estudio

a) El estudiante debe afrontar los estudios con optimismo y convicción

Algunas asignaturas pueden resultar complicadas o muy complicadas, pero no por ello hay que tirar la toalla.

Según diversos estudios, las personas utilizamos un porcentaje muy reducido de nuestra capacidad intelectual, contando con un potencial más que suficiente para superar grandes desafíos, por difíciles que parezcan.

El auto-convencimiento de ser uno capaz de aprobar termina influyendo de forma decisiva en el aprobado de dicha asignatura.

Es un proceso que se auto-alimenta.

Si la asignatura es ya de por si complicada y el estudiante está plenamente convencido de que no podrá con ella, la dificultad que encontrará será aún mayor.

Si por el contrario, afronta dicha asignatura convencido de sus posibilidades las dificultades no le resultarán tan insuperables.

Con una buena planificación y dedicación será capaz de sacar adelante cualquier asignatura por complicada que sea.

b) El estudiante debe poner ilusión en lo que hace

Es innegable que estudiar cuesta y que es fácil encontrar otras actividades alternativas que resultan mucho más apetecibles. Pero, en definitiva, como el curso hay que aprobarlo, más vale afrontarlo con cierta dosis de alegría.

Algunas asignaturas pueden resultar interesantes de por si, pero aquellas otras que se hagan más cuesta arriba es donde el alumno debe hacer un esfuerzo y buscarle un lado positivo (planteándoselas como un desafío personal, pensando que mientras antes las apruebe antes se las quitará de en medio, etc.).

Si a uno no le cuesta estudiar y además afronta el estudio con desmoralización, éste se le hará doblemente cuesta arriba.

Si por el contrario lo afronta con cierta dosis de ilusión se le hará mucho más llevadero.

Una persona motivada rinde mucho más

c) El buen estudiante debe actuar con seriedad y el rigor

Los estudios constituyen su principal obligación y debe afrontarlos con profesionalidad.

Debe ser constante y trabajar diariamente.

Tiene que desarrollar su fuerza de voluntad, siendo capaz de sacrificarse por alcanzar unos objetivos (ya vendrá luego la recompensa).

Si desarrolla desde joven estas cualidades, más tarde se beneficiará de ellas en su carrera profesional.

d) El buen estudiante debe buscar la excelencia

No se puede conformar simplemente con aprobar, tiene que apuntar mucho más alto. Debe fijarse unos objetivos exigentes, aunque realistas.

En primer lugar porque puede (tiene capacidades de sobra) y en segundo lugar por seguridad, por contar con un margen de seguridad.

Además, puede aspirar muy alto sin tener que consagrarse en cuerpo y alma al estudio y abandonar el resto de actividades. Es cuestión de organización y de constancia.

No hay que recortar el tiempo de ocio o diversión, lo que hay que evitar es la pérdida de tiempo, ese tiempo en el que uno no hace nada, que se va de las manos sin sacarle provecho.

Normalmente no hará falta incrementar las horas de estudio, sino sacarle más provecho a las actuales.

En esta búsqueda de la excelencia el estudiante no debe nunca bajar la guardia.

Aunque vaya obteniendo buenos resultados no debe confiarse, debe seguir apretando.

Además de fijarse una gran meta (por ejemplo, aprobar todas las asignaturas en junio con nota igual o superior al 8), resulta conveniente fijarse objetivos más inmediatos, más a corto plazo (por ejemplo, sacar más de un 8 en el próximo examen).

Es una forma de mantener la tensión, de no relajarse ante la lejanía de las metas propuestas.

Además, lograr esos objetivos más inmediatos resulta muy motivador.

e) El estudiante debe ser flexible

Si el método de estudio que emplea no le da resultados, debe cambiarlo. El estudiante debe estar permanentemente tratando de mejorar su forma de estudiar, de ser más eficiente.

Por ejemplo, si suele pasar los apuntes a limpio pero esto le lleva mucho tiempo, debe probar con utilizar directamente los apuntes tomados en clase.

Si las horas de estudio, el lugar donde estudia, etc. tampoco le convencen tendrá que cambiarlos, etc.

f) El estudiante debe ser humilde

Debe ser capaz de admitir sus fallos, sus carencias; esto es esencial para comenzar a corregirlos.

No puede engañarse a si mismo, buscando siempre responsables de sus fracasos académicos (el profesor me tiene manía; casi todo el mundo ha suspendido; el profesor se ha equivocado en la corrección, etc.).

g) El estudiante debe ser también un buen "encajador"

Ante un suspenso no se puede hundir, ya habrá más oportunidades. Lo que sí debe hacer es analizar los errores, conocer sus causas y tratar de que no vuelvan a suceder.

De los errores se aprende

Como conclusión, señalar que los estudiantes que sobresalen no suelen ser los más inteligentes, sino alumnos muy motivados, que confían en sus posibilidades, que se toman el trabajo en serio, que lo planifican y que utilizan un eficaz método de estudio.

memoria

Se distinguen básicamente dos tipos de memoria:

Memoria a corto plazo

Memoria a largo plazo

Cuando recibimos una información ésta se almacena automáticamente en nuestra memoria a corto plazo donde puede mantenerse unos segundos. Si no se le presta atención al cabo de unos 30 segundos se pierde.

La memoria a corto plazo tiene una capacidad muy limitada, tanto en volumen de almacenamiento como en tiempo de permanencia.La información se puede mantener en la memoria a corto plazo mediante la repetición.

Por ejemplo, cuando nos dicen un número de teléfono y lo vamos repitiendo hasta encontrar un papel donde apuntarlo.

Si uno presta atención a esta información y la elabora (analiza, comprende, relaciona con otras ideas) puede pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.

La memoria a largo plazo es prácticamente ilimitada tanto en capacidad como en duración.

El proceso de memorización implica tres fases: registrar, retener y recuperar a) Registro Mientras mejor registremos la información, más fácil nos resultará su memorización, la retendremos por más tiempo y la recuperaremos mejor cuando la necesitemos.

Es fundamental trabajar bien la información: ser conscientes de lo que estamos haciendo, prestar la máxima atención, evitar interferencias (otras informaciones que estamos recibiendo al mismo tiempo, por ejemplo ruidos del ambiente, imágenes, sensaciones corporales, etc.) que distraen nuestra atención.

En la fase de registro influyen diversos factores: atención, motivación, capacidad de análisis, creatividad, pensamiento lógico, dominio de las emociones, relajación, etc.

1.- Atención: La atención permite seleccionar unos estímulos e ignorar otros. Es fundamental tratar de reducir las posibles interferencias. Hay que estudiar en un lugar tranquilo, sin ruido, que facilite la concentración. El lugar ideal es la propia habitación, con la puerta cerrada y en silencio (sin música). La atención depende en gran medida de nuestro interés o motivación y del control de nuestras emociones (alegrías, preocupaciones, tristezas...). Las emociones pueden llegar a bloquear nuestra mente, distrayéndonos de lo que estamos realizando. Se puede ejercitar la atención, aprender a captar la información principal y los detalles relevantes, saber distinguir lo importante de lo accesorio.

Ejemplos: leer atentamente un artículo y tratar de repetirlo mentalmente con el máximo detalle posible. Observar una foto y tratar de describirla.

2.- Motivación. Resulta más fácil memorizar aquello que nos interesa. A un niño le resultará más fácil memorizar los nombres de los jugadores de su equipo que las capitales de los países europeos. Por ello el estudiante debe esforzarse y tratar de ilusionarse con sus asignaturas, buscarle su lado positivo. Si desde el principio uno decide que cierta asignatura no la soporte le va a resultar mucho más difícil su aprendizaje.3.- Significado. Antes de comenzar a memorizar es fundamental comprender la información, entenderla. Tratar de memorizar algo que no se entiende exige un esfuerzo enorme y como mucho se consigue su memorización imperfecta (con muchos errores) y a corto plazo (se pierde rápidamente).

Por ejemplo, si hay que memorizar una definición es fundamental en primer lugar entenderla; sólo entonces se podrá memorizar correctamente.

Por tanto, la elaboración de la información facilita la memorización: Cuanto más se trabaje la lección que se pretende aprender más fácil resultará su memorización. La memorización literal (al pie de la letra) solo se debe realizar en casos muy concretos (por ejemplo, definiciones, fórmulas, leyes, etc.). Excluyendo estos supuestos, la memorización debe pretender el ser capaz de desarrollar con nuestras propias palabras el texto aprendido, y para ello es esencial haberlo entendido.

4.- Organización. La información convenientemente organizada resulta más fácil de memorizar.

Por ejemplo, es más fácil memorizar los meses el año en orden cronológico que salteados.Si se estudian los huesos del esqueleto es preferible seguir un orden: por ejemplo, empezar por los huesos de la cabeza e ir descendiendo.

Cuando se estudian los ríos de España es más fácil seguir un recorrido: por ejemplo, empezar por los ríos que desembocan por el norte, descender por el Atlántico y terminar por el Mediterráneo.

La información bien organizada se puede almacenar y recordar con una gran exactitud.

Por ejemplo, si en historia tenemos que estudiar la expansión del Imperio Romano deberemos seguir un orden cronológico, asociarla con los distintos emperadores, relacionarla con otros hechos históricos del momento (por ejemplo, nacimiento de Jesús).

5.- Repetición. Repetir la información que se está memorizando utilizando uno sus propias palabras. El esfuerzo que se realiza al tratar de recordar la información, sus distintas partes, las ideas principales y los detalles, y el intentar expresar esto con las propias palabras es precisamente lo que ayuda a la memorización. Es un ejercicio intenso, mucho más que leer un texto y tratar de repetirlo sin comprenderlo, pero mucho más provechoso.

Hay que evitar una repetición mecánica (tipo "papagayo").

En definitiva: Para memorizar bien es fundamental una buena concentración, estar motivados y relajados, comprender el material, organizarlo y repetirlo. b) Retención Es fundamental ir refrescando periódicamente los conocimientos aprendidos. Por bien que se haya estudiado una lección si no se repasa periódicamente se terminará olvidando. El estudiante debe utilizar un calendario donde anotar los distintos repasos que tendrá que ir dando a las lecciones con el objeto de llegar a los exámenes con los conocimientos frescos. c) Recuperación El ser capaz de recordar lo que se memorizó va a depender en gran medida de la calidad del registro. Si la lección se estudió bien se recordará con más facilidad. Para una buena recuperación es fundamental haber asimilado lo que se ha estudiado. Esto se consigue trabajando la información y comprendiéndola. La recuperación es más probable que falle cuando se ha memorizado mecánicamente. En estos casos, si uno se bloquea en un punto determinado de la lección va a ser incapaz de recuperar el resto.

Para la recuperación puede ser útil crear pistas y en este sentido el contexto puede jugar un importante papel:

Muchos elementos del contexto existente en el momento del estudio quedan registrados en la memoria. Por ello, hay que tratar de que el contexto en la fase de recuperación sea lo más similar posible al que hubo en la fase de memorización.

Llevar al examen la misma ropa que teníamos que cuando dimos el último repaso, la misma colonia, emplear el mismo bolígrafo (uno especial), ... y muchos más.

Resulta útil crear en el momento del último repaso estudio pistas que luego repitamos en el momento del examen.

tecnicas de estudio

l principal problema que afecta a los estudiantes es la falta de método de estudio y de planificación.

1.- Falta de método de estudio

A veces el estudiante pasa muchas horas delante de los libros pero tiene la sensación de que son horas que le cunden muy poco.

Carecen de un sistema eficaz de trabajo: apuntes incompletos, difíciles de entender; no tienen una visión global de la asignatura; tratan de memorizar repitiendo, sin asimilar; no hacen los deberes en su momento, etc.

No saben como estudiar una asignatura, no conocen las distintas fases del estudio (lectura inicial, comprensión, subrayado, elaboración de fichas-resumen, memorización, repasos sucesivos, repaso final).

Son desorganizados, no tienen fijadas unas horas de estudio determinadas sino que cada día van cambiando. Tampoco tienen un lugar fijo de estudio donde puedan tener todo su material organizado; no cuidan que el entorno sea suficientemente tranquilo.

Pierden mucho el tiempo, la mayoría de las veces inconscientemente: se levantan frecuentemente, leen y vuelven a leer pero sin profundizar, estudian con los amigos pero sin aprovechar l tiempo, etc.

Predomina la cantidad de horas de estudio sobre la calidad del tiempo dedicado.

2.- Falta de planificación

No saben organizar el tiempo disponible, lo que se traduce, cuando se acercan los exámenes, en la sensación de que les ha "pillado el toro".

Comenzó el curso, pensaban que quedaba mucho tiempo hasta los exámenes pero el curso ha ido pasando rápidamente y cuando quieren reaccionar es ya demasiado tarde, no hay tiempo de preparar bien las asignaturas.

Algunos estudiantes deciden entonces dejar un par de asignaturas para septiembre y tratar de centrase en las otras.

De entrada ya tienen dos asignaturas suspendidas y si del resto fallan en alguna(s) se pueden ver con 3 / 4 asignaturas para verano con lo que se han quedado sin vacaciones.

A veces son estudiantes que llevan medianamente bien las asignaturas, pero que no saben planificar las semanas de los exámenes, ver con que tiempo cuentan entre examen y examen para repasar.

Se les termina amontonando el trabajo, no disponen del tiempo suficiente para los repasos necesarios y terminan suspendiendo asignaturas que conocían pero a las que les ha faltado una última revisión.

3.- No llevan la asignatura al día

Son alumnos que van estudiando, pero siempre por detrás del ritmo de la clase, con varias lecciones desfasadas.

Esto les dificulta seguir las explicaciones del profesor, desaprovechando esta primera y fundamental toma de contacto con la materia.

Como tampoco han resuelto los deberes del día, sino que van varias lecciones por detrás, las correcciones en clase apenas les aporta algo.

4.- Falta de ambición

Muchos estudiantes se contentan con aprobar las asignaturas y pasar al siguiente curso, no se plantean lograr notas brillantes, lo que se traduce muchas veces en la ley del mínimo esfuerzo (hacer lo necesario para aprobar y nada más).

Esto les deja sin margen de seguridad.

Si un estudiante se prepara pasa obtener como mínimo un 8, si el examen le sale mal es muy probable que obtenga al menos un 5 o un 6, con lo que habrá aprobado.

Si por el contrario se prepara para obtener tan sólo un 5, si le va mal el examen es probable que termine con un 3 o un 4, suspendiéndolo.