sábado, 27 de julio de 2013

CULPAS Y REMORDIMIENTOS


¿Hasta cuándo las culpas?
¿Hasta cuándo remordimientos?
¿Hasta cuándo este tormento
de pedirnos disculpas?


¿Hasta cuándo reproches?
¿Hasta cuándo lamentos?
¿Hasta cuándo este derroche
de seguir a los vientos?



Tú tienes una historia
larga como el firmamento,
toda plena de escorias
e invisible excremento.



Tú callas los secretos
de viles canalladas
y con gestos muy discretos
te me luces despejada.



Tú escondes los fragmentos
de mil manipulaciones
y de las maquinaciones
de tu negro pensamiento.



Tú luces muy dichosa
aunque eres desdichada,
tu sonrisa gloriosa
es sólo una fachada.



Tú señalas al prójimo
por el miedo desmedido
de verte reflejada
en su rostro dormido.



Tú inculpas al inocente
por la cobardía tenaz
y por el odio inclemente
de un recuerdo fugaz.



Tú invitas a la pasión
a bailar con el pecado
y barres del corazón
los burdeles del pasado.


Y yo beso tu dolor
en ésta; la Nueva Era,
y descubro el candor
de tu eterna primavera.


Y yo ruego al Señor
que se descubran los arcanos
y que en nombre del Amor
nos tomemos de la mano.


Y yo cargo con tu cruz
más ligera que la mía
en espera de la luz
que transforma noche en día.


¿Hasta cuándo culpas?
¿Hasta cuándo remordimientos?
¿Hasta cuándo el descontento
de repetirnos "MEA culpa"?


¿Hasta cuándo las penas?
¿Hasta cuándo maldiciones?
¿Hasta cuándo la condena
anclando las emociones
en el fondo inevitable
de la estima desechable?


Yo sé lo que estás pensando
en este preciso momento,
pero mucho estoy desconfiando
y te digo lo que siento;
lo mismo que tú me dirías:

¡Si tú me cuentas tu historia
también te cuento la mía!
¡Si tú me muestras tu escoria
también te muestro la mía!


Pero callas como el viento
que golpea al firmamento
con su estrepitoso silencio.
Por eso llámame: ¡Inocencio!!

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