lunes, 22 de abril de 2013

SUSPIROS


Miro alrededor de mis reliquias y no logro contemplar tus suspiros,
hasta que dejo mi mundo alterado por la realidad y me dejo guiar.
Y allí estás, frágil, con un dolor en el alma que me clama…
Yo, propenso a abandonar mi realidad me acerco y tú, temerosa me invitas a pasar.
Penetro tu alma como si se tratara de mi castillo, como si un fuego te recorriera hasta tus calabozos te tomo en posesión.
Y tú te entregas por completo, sin rescindir ningún sentido te dejas llevar hasta mi mundo,
pero yo sigo prohibido, pues mi eternidad sigue siendo únicamente mía.
Agobiada la razón se deja vencer y se hace cómplice de las emociones, igual consciente me dejo llevar, mientras te muestro mi mundo desdibujado a tus ilusiones.
Invado tu calma, invado tu dolor, reclamo todo hasta tu albor… y sin dudar lo entregas, así me posees y yo te poseo mientras te eternizo en mí.
Tu razón te juega de contrapartida, adivinando mi realidad, pero tú sigues sin importar lo que habrá de pasar.
Ya es tarde, impregnada mi esencia invade tu ser cubriéndote completamente… transformando todo en esencial, como el aire que respiras.
Siento el fervor de tu piel mientras mis brazos te recorren, y el sabor de tus labios me devuelve la existencia, risueño vuelvo a apreciar un corazón que late fuerte.
Mi piel se estremece al sentirte, al vivirte, mientras alimentas mi alma que se regocija al sentir nuevamente la vida… que no quiere rememorar los escenarios de nuestros mundos separados.
Pero lentamente la realidad vuelve a mí y habré de dejarte físicamente, y así el tiempo se adueña de ti, agobiante me transporta a mi lúgubre castillo.
Ya es tarde, tu alma se ha colmado de mí, tu viejo dolor ha desaparecido, pero he dejado uno nuevo en ti… pues no me tienes.
Así vuelvo a recordar porque me he refugiado en la realidad de mi castillo donde no puedo herir, solo pasar el tiempo sin vivir.
Pero a lo que el tiempo te quitara el dolor, yo condenado a vivir la eternidad tendré con él, mientras tú alimentas mi alma, yo alimento tu ilusión que no comprende mi mundo.

Hoy despiertan las más bellas flores, resumidas de un encanto único,
Exuberantes son sus dotes que premian hasta el más descuidado,
lentamente se abren a la primavera con aromática dulzura,
rebosando hermosura por doquier.
Hoy despiertan las flores para regalarnos su frescura,
y renovar nuestras almas con su casta y evidente ternura,
perpetuando en nuestras lumbreras insigne ilusión,
embarcándonos en una bohemia pasión.
Despiertan las flores, cada una con su gracia particular,
guaridas de una fantasía sublime y sensacional,
que nos atrapan y nos forjan en pensamiento irracional,
y así van brincando entre lo inconsecuente y emocional.
Hoy despiertan para hacernos soñar y delirar las más bellas flores,
de todos los jardines, de todos los colores…
Hoy despiertan con la primavera, como magia salen de la galera,
en búsqueda de quién les apasione y quiera.
Hoy también despertó mi flor con la primavera, para irradiar el jardín de mi vida,
cosechar mis deseos y arrebatarme de mí insociable guarida.
Despertó vehemente, única y resplandeciente…

Si la inspiración fluyera al igual que tu belleza, hoy saciaría tu sed oh diosa… calmaría tus ansias y llenaría tú alma de cálido sabor a primavera, haría florecer tus deseos de encontrarte en un solo instante, ese mismo que habrá de ser mágico y único, y rebosaría en candencia de tus instintos.
Rebosa el cáliz de tú efímero instante, pero ha de ser suficiente para conquistarte entre mis líneas, que sublimadas te hacen alarde como si quisieran asediar tu figura, y de entre todas las deidades saquear tú temple para verte pura tal cual te veo.
Has de ser eterna, has de ser perpetua en mi serenidad que te aprecia en sigilo, contemplando ese soplo que ha de inspirarse y luego desvanecerse entre tus sacramentos que han de ser sepultados en lo profundo de tú esencia.
Solo si la inspiración fluyera, habría de conquistarte sin alegorías, sin artimañas y hacerte descender y así tú afán saciar en néctar, aunque fuera solo por un instante despojarte de toda quimera para deleitarte.
Lentamente sellar en tu piel el tacto de mis párrafos como si te recorriera con mis manos sin rozar, solo para aprisionar tú fervor en mi imaginación y así conquistar mi improvisación de entre tus suspiros y deslumbramientos.
Quiero ser el dueño de tus apetitos que han de devorarme y extinguirme en tus hureras para forjarme en un gemido y así despojar de tú naturaleza la nostalgia, de su morada hacerte libre para redimir tú melancolía.
Ahora ya duermes en mi utopía saciada, pero tu sed nunca habrá de calmarse en mis líneas que permanecerán alimentándome, y ahí volveré en busca de la inspiración de aquel instante que me provocaste desafiante.
Incauto pensar que perpleja mi vivir, de justo mirar y escribir,
retaza mi ser para redefinir consejos a redimir.
Platónica consciencia que agobia mi esencia,
de turbia nostalgia busca en mí la eterna paciencia,
yace mísero de vanidades acudiendo a las piedades.
Es bálsamo a mis bondades de todas las edades,
dilapidando mis misterios hace un balance de criterios.
Inmóvil tiemblo en mis silencios,
ignoro si adueño la soledad o si ella se resguarda en mi.
Imperceptible, casi oculta se apropia de la ocasión de esta ingenua relación,
sin reproches, ni condiciones y exigencias, nada que afecte mi existencia.
Terca apariencia de fuerte elocuencia me despoja de toda carencia,
y así, sin necesitar valentía, trato de no hacer de mi vida una agonía.
Incauto pensar que perpleja mi existir, mísero de reprimir,
ajeno de incurrir en las dolencias del sentir,
se deja lucir en bríos propensos a eludir.
Visionario como niño pendiente de regazo invade mi espacio.
Mi destino, sicario confeso de mis delirios,
se adueña de una ambigua y estrecha entereza.
Intransigente arrebato de necedades,
refugia destellos de corroídas vanidades.
Esquizofrenias de un delirio eludido,
con céfiros de inclemencia contenida,
alimentan la extinción de este instante arrogante,
confiriéndome lisiados senderos de mi vista en delante.
Incauto pensar que perpleja mi existir, de pasado casi impoluto,
hoy hago su nuevo luto y devastado lo sepulto.
Es mi mente, bastión de mis delirios,
impetuoso refugio de los atavíos de mi alma,
vergel de mi tregua con la realidad,
es ahí a donde retorno para renacer entre líneas.


Un haz de luz ilumina tu rostro que angelical vislumbra una mirada tímida
y entre pétalos que visten tu piel dejas lucir el sonrojar de tu tez,
mientras mariposas revolotean en tu vientre como si danzaran libres al viento.
Un aliento cálido acaricia tu silueta que se bosqueja en arte dotada de hermosura,
al tiempo que tu corazón redobla como si se tratara de una fugaz locura,
ceñida entre lazos de ternura disimulas la malaria de tu frenesí abrupta.
Candente irradias tus deseos temerosos a brincar desanudados de preceptos,
evadiendo toda circunstancia que te dejen en manifiesto,
esbozando una sonrisa retraída pero con elocuentes pretensiones.
Tus ojos, guaridas de luz que guían a un naufrago de tu habitación,
complaciente de tus brazos afables a su retraída llegada,
hacen facundia a la inocencia que humedece tus sentidos.
La quimera regocijada ante tu estampa trasciende el tiempo que no pasa,
y ambos detenidos en el instante entrelazan sus miradas que desnudan el  alma,
casi sin respirar, casi sin resistir a lanzarse…
Así lentamente maceras la soledad de su infinito, sumergida en sus pávidos ojos,
que no sortean tu mirada, como si de un encantamiento padecieran,
inflamando sus ansiosos afanes que perennemente lo consumen.
Y tú lo vuelves a inspirar solo por un instante, solo por imaginarse,
aunque quizá nunca pueda entregarse, y tú ni siquiera enterarte,
ni en vida conste ese tiempo de apasionarte…

Quizá algún día el tiempo me dé lugar a que te escriba algo,
aúnque sean solo palabras sueltas de un divago,
sin importar que se pierdan o que digan algo,
solo un dicho por desdicho del destino que caiga entre párrafos.
Quizá sí escriba algo más que palabras escapadas de mí ceño,
o de mi mente que aún no sabe si es ilusa o alterada,
que aún se cree creativa y no es más que cautiva de mis costumbres,
encadenada a mi alma y discípula de mi corazón.
Sí, algún día, solo ese día que no despierte inmerso en la realidad,
quizá solo ese día te escriba algo, que sea sin pensar,
que no sea un redactar de mi instinto inminente,
fruto del regocijo de mi orgullosa vanidad.
Quizá algún día el tiempo me dé ese lugar para parafrasear mis sentidos,
esos que no necesiten palabras ni señales,
que revelen con desnudez mi alma, y me liberan tal como soy,
solo quizá ese día y ningún otro más.
Aúnque se congele el tiempo y destiña todas mis mañanas,
habrán de tener el lugar mis escritos solo para ti,
más allá del tiempo, más allá del firmamento,
solo quizá algún día de nuestro existir.
Tal vez algún día el tiempo se vislumbre entre líneas,
de lo que te habré de escribir y en versos distinguir,
sin embargo inerte contemplaría el fragmento recorrido,
y sólo, cobijaría mi inspirada epístola abrumado.
Quizá algún día ese tiempo llegue, irrumpiendo,
conteniéndote de mí y concediéndome a tí,
entre palabras y garabatos desdeñados,
frutos de misterios encantados.
Quizá algún día el tiempo me dé lugar y se pierda,
tratando de eternizar ese exacto momento.

Horizonte perdido, brisa que desliza entre mis ilusiones,
y el mar que penetra entre mis fundamentos…
disipada en el horizonte, así esta mi mirada al infinito,
que busca descubrir la realidad de un principio que no ve.
Las olas que abrazan cuerpos semidesnudos, al descubierto,
y yo que me pierdo en vano en medio de un intento,
desplazado por la fuerza de quien es más poderoso que yo,
y así me pierdo del horizonte, castigado por la arena.
Grande y agitado delante de mí, trae y lleva ilusiones,
es testigo y a la vez cómplice de grandes pasiones,
esconde grandes secretos, incluso los míos,
que se pierden en el vasto infinito de su horizonte.
Indomable, y a veces impenetrable se deja descubrir en su superficie,
que no amerita preocupación de peligro, que ha sido inspiración a la luna,
espejo azul de todo un mundo que olvidó de su supremacía,
y se lanzo a conquistar lo que él ya había conquistado.
Vasto y con rugido de rey baña mi semblante,
mientras algunos intentan domarlo en sus orillas,
el sigue siendo indomable, incontrolable…
como si dejara lugar a las tempestades el don de conquistarlo.
Enmudecido y sin parpadear me dejo llevar en su inmensidad,
cauto de no dejarme expuesto a su furia y al mismo tiempo entregándome sin males,
voy descubriéndome poco a poco a medida que lo descubro,
inmerso en su majestuosidad y así me dejo llevar.
Sigo al horizonte que nunca habré de alcanzar,
y poco a poco me voy haciendo uno hasta desaparecer,
llevado por sus misterios…
al cabo de mi existencia desvanecer.

Eres brújula que marcas mi camino,
guía de mis ilusiones y pasiones,
ciñes mi sendero con cariño,
trazas mi destino con ilusiones.
Eres parte de lo que soy y fui,
y por gracia me regalas lo que seré,
tomándome de mi brazo cuando no quiero ser.
llevándome más allá de lo que veo y siento.
Eres mi esperanza y mis circunstancias,
que recorro enmarcado en ansias,
iluminado por el fervor de tu amor,
acobijado entre tus brazos.
Eres en mí y yo en ti,
como si fuésemos uno siendo dos,
perteneciéndonos sin pertenecer,
acaparados y enamorados.
Eres inefable en las lenguas vanas,
memorable en las reminiscencias,
perdurable al paso del tiempo,
y a los indicios del sentimiento.
Eres en mí como yo en ti,
así por siempre seremos,
eternamente, apasionadamente,
pertenecientes inmemorablemente.

Volátil, veloz así se despojó mi mente de las ideas que en algún momento hicieron eco en lo más profundo de mi anhelo cotidiano.
Pero así como llegaron se fueron, como si nunca hubieran estado allí, como si no hubieran sido concebidas por mi imaginación ni la de nadie más.
Simplemente desaparecieron, sin dejar rastro, ni el mismo recuerdo de su existencia.
Voraz, como un zorro en busca de una presa las perseguí, así fue de un arrebato que desvanecieron atemorizadas.
No recuerdo si fue ayer, una semana pasada o hace algunos años, pero en algún momento estuvieron allí.
Si permanecieran quizá podría saber que eran buenas ideas, quizá el simple hecho de tratar de recordarlas es simplemente una mala idea, pero igual así, eran mías, mis ideas.
Hoy no tengo idea porque no tengo ideas, aquellas que me hubieran estimulado a hacer algo, ese algo que ahora no puedo hacer porque no tengo lo que justamente necesito, ideas.
Pareciera un juego paradójico, y así lo es… Quizá fueron estimuladas por la inercia de mis acciones, que desencadenaron su fugaz realidad en mi ser.
Pero, pensándolo bien, ¿por qué persigo mis viejas ideas? quizá sea el tiempo de nuevas ideas, un poco más frescas, un tanto alocadas, pero nuevas en fin.
Además, nuevas ideas son mejores que viejas ideas… acompañadas de una dosis de creatividad, eso que se llamó innovar.
Ahora entiendo que cuando me siento sin ideas, es simplemente porque mis viejas ideas ya se marcharon y dejaron lugar a que nuevas ideas surjan.
Ahora es tiempo de innovar y de ser creativo para no pasarme la vida persiguiendo mis viejas ideas que ya no están… y quizá jamás volverán.

Hoy escribí un poema solo para nombrarte a ti,
redescubrirte entre líneas, dibujarte en prosas,
contemplarte con mi pluma,
que me enseña lo que en mi alma guarde.
Hoy escribí un poema solo para contemplarte a ti,
con mirada de poeta y ojos de profeta,
rememorarte aunque te vea, te sienta y te toque,
desnudar paciente tu esencia.
Hoy escribí un poema solo para admirarte a ti,
perderme en la miel de tus ojos,
arrancarte una sonrisa con mi imaginación,
hacer ferviente mi inspiración.
Hoy escribí un poema solo para amarte a ti,
acelerar tu corazón mientras te miro,
y entre pausas encantado te escribo,
completando los párrafos de nuestro futuro.
Hoy escribí un poema solo para conquistarte a ti,
como enamorado mi pasión revelarte,
y en pleno mi corazón entregarte,
por completo y eternamente.
Hoy escribí un poema solo para dedicártelo a ti,
y con admiración regocijarte en él,
plasmando mi amor entre versos,
despertando suspiros confesos.
Hoy escribí un poema,
aunque no lo veas,
aunque no lo leas,
solo para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario