domingo, 22 de julio de 2012

NACER Y MORIR

..."Nacer y morir son los tèrminos inviolables de la vida; ella nos dice con voz firme que lo normal no es nacer ni morir en la plenitud de nuestras funciones. Nacemos para crecer; envejecemos para morir. todo lo que la naturaleza nos ofrece para el crecimiento, nos lo substrae preparando la muerte".... 


Las cosas tuvieran una explicaciòn razonable si fueran a durar para siempre. Si no fueran a acabarse jamàs...pero no es asì y lo sabemos.

Ya lo dijo el poeta..."Pura y encendida rosa/ èmula de la llama que nace con el dìa,/ còmo naces tan llena de alegrìa?/ No vès que la edad, que la edad que te dà el cielo,/ es apenas un breve y veloz vuelo.../

La "rosa" no es mas que la vida, que nos luce apetecible y vibrante. La "edad que te da el cielo", son los años de nuestra existencia, insondable y misterioro arcano y estos son engañosos, "apenas un breve y veloz vuelo"...

Esto es la vida, lucha, angustia existencial sin razòn, sin motivo, en la que el decurso del tiempo es tan tenue, tan sutil y vaporoso; y a la vez tan lacerante y demoledor que sobrecoge y asusta.

Decìa Protàgoras aquel genio de la Grecia antigua, en un acerto muy lògico...."El pasado ya no es, el futuro aùn no es y el presente casi no es"....

Nada, como se ve, y sin embargo, ese nada, como tambièn se ve, arrasa inmisericorde con todo!

Daña, suplanta, destruye, cambia, pudre y resucita. De fugaz como un beso maldito acarroñea y corrompe la piel màs esplendorosa, demuele las organizaciones sociales màs sòlidas, derrumba las construcciones màs firmes, evapora las esperanzas màs arariciadas, la misma esperanza que nos forjamos con nuestra propia vida.

Puès precisamente cuando se supone que estemos en mejor forma pisiquica para afrontar la vida, justamente cuando hemos hecho acopio de un respetable bagaje de experiencias y destrezas y quien sabe si hasta de bonanza econòmica, cuando era de esperar que comenzarà en firme, de un fuetazo nos es arrebatada, o, se nos hace tan intolerable por los achaques fìsicos y la tristeza, que el hecho de que sea arrebatada es una imposiciòn necesaria.

Mientras tanto como oleajes, a travès de los siglos, van y vienen las generaciones con sus revoluciones sociales, sus prepotencias, sus cabildeos y cabilderos, inùtiles propòsitos, para a duras penas comenzar a andar, diluirse y esfumarse ante el empuje de otro oleaje generacional mayor- otra moda- condenada tambièn de por sì a ser aniquilada a punto de empezar...y asì siempre.

Puès como decìa Emerson..."no hay nada fijo en la naturaleza, los nuevos continentes fueron levantados sobre las ruinas de un antiguo planeta; las nuevas razas se nutren de la descomposición de las pasadas; las nuevas artes destruyen las antiguas"...y asì se forman los imperios y con los siglos sucumben, se forjan las grandes fortunas y con las generaciones se dilapidan y todo, para reemplazar de nuevo, y sucumbir de nuevo.

Y es que la vida es asì, en el momento de la concepciòn, cuando el espermatozoide se une al òvulo, la nueva vida engendrada, nueva y antìquisima , es invisible a simple vista, y esa infinitesimal miniatura, en el transcurso de nueve meses, muy protegido, muy bien alimentado y cuidado por su madre que lo encierra en el estuche de la matriz, ha evolucionado lo suficiente para independizarse y separarse para siempre del cordòn umbilical!

El feto no sabe que ès. Que existe como tal. Siente pero lo ignora. Parasitariamente se nutre en un vientre ajeno y que mucho menos ha escogido, de una sangre que no es la suya, de una angustia que propicia y no es es propia, de un aire que no respira, de un pan que no mastica ni digiere.

Y al nacer?...Para ambos, madre y criatura un nuevo trance de tormentos, y eso es apenas el comienzo. El inicio de un absurdo e inexplicable viacrucis, salpicado de florescencias engañosas, y de esas bolas de humo que llaman felicidad, para terminarlo todo de nuevo, fatìdico ciclo existencial.

Entonces, estaremos en otro seno, en otro vientre, en otro encierro, y esta vez ya para siempre, el de la tierra, madre nutricia por igual, pero que esta postrera vez nos desnutre, aniquila y destruye con inexorable frialdad, con implacable saña....

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